miércoles, abril 26, 2006

Naturaleza salvaje.

Intentar erradicar la violencia del ser humano es como intentar eliminar de su código el deseo, el miedo o el placer. La violencia es algo innato a la naturaleza, que cada día nos muestra la dureza de la cadena evolutiva.

Los ornamentados cuernos que le salieron a Bambi no eran un adorno con el que tunear su cabeza para vacilar ante sus amigos. Los ciervos se enredan en aparatosos combates solo por el derecho a ser macho dominante. Lo cual sucede también a menudo en los cotos de las discotecas nacionales, donde habita el macho ibérico.

La violencia no solo se encuentra alli donde el puño que golpea hace salpicar la sangre, si no tambien en la mirada amenazante, en el gesto vehemente, en el grito prohibidor, en la verdad absoluta o en el silencio incomodo. Incluso en el sexo placentero puede hacer presencia. Y suelen ser mas violentas las ideas, ficción que muchas veces desgraciadamente se convierte en realidad, que los actos violentos instintivos.

No se puede negar que es un canal natural de transmisión, es comunicativa en esencia, y como el lenguaje, si no se enseña, crea aun individuo analfabeto, absorto en un mundo que es incapaz de compartir. Un ermitaño cabreado con ganas de tirar piedras.

No todo es ciencia. Cierto, que esta en si misma es un gran descubrimiento, pero el ser humano tiene rincones que aun no ha llegado a explorar y que por lo tanto no pueden estar sujetos a reglas o métodos, aquí todas las hipótesis son validas y los axiomas nadan en liquido seminal buscando una idea que fecundar.

Pero hasta que encontremos el botón que bloquee el resorte que salta hinchándonos la vena del cuello, por favor desde aquí le pido a la autoridad competente, a la pluma que tiene en su poder el destino de tantos diplomados en paro, que nos ayude, que nos oriente, instaurando, una era de ilustramiento cívico. No nos den por perdidos, por favor.

Si podemos aprender latín en los institutos, también podemos explicar, por que no es de buena persona aprovechar la ventaja que nos otorga la naturaleza, dotándonos de mas fuerza que a otro espécimen, para vejarlo y dañarlo. Es cuestión de no abandonar en el empeño de mostrar al violento que existe otro camino, mas difícil, pero mucho mejor para todos. Jamás, poner la otra mejilla, siempre manteniendo y defendiendo la posición hasta el final del conflicto. La diplomacia me parece el mejor camino, siempre que no se pierda en la burocracia, que es capaz de talar bosques enteros para hacer el papel con el que realizaran el proyecto para la salvación y conservación del propio entorno. Las cosas deberían ser mas sencillas.

Y a aquellos que os pierde el ímpetu, creedme cuando os digo que cualquier argumento que podais blandir en vuestra defensa queda anulado por la ventaja sucia que os otorga la ceguera provocada por el veneno del miedo. Y que en este mundo todos, y cada uno de nosotros tenemos la horma de nuestro zapato.

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