viernes, abril 28, 2006

CXL

Revive el trueque,
mis letras
por tus lápices,
volad rapaces,
la ocasión se hace,
la ilusión nace
en el corazón
de los tenaces,
que concesión
nunca jamás hacen,
a la pretensión
de los mandamases,
de poder ocultarse
tras la confusión
que subyace,
en los conflictos
de intereses.
Ya te negué tres veces,
dios verdadero, poderoso
caballero de Quevedo,
ahora pierdes el Don, dinero.
Tensión en sus fauces,
ahora me veis,
ahora no me veis,
volveréis la vista
buscando la avispa
que surca el aire
y su aguijón os hinca.
Se deshace el sabor
del dinero, en paladares
obscenos, de tanta gula,
como perros de Paulov,
al oír sonar la campana
en el venerado parquet,
yo sigo tirándome
en el fresco parque,
donde el verde
lo aporta el césped,
y no tintados papeles,
que solo me dan sudores,
las cosas mejores,
son gratis señores,
no se corten, sírvanse.

miércoles, abril 26, 2006

Naturaleza salvaje.

Intentar erradicar la violencia del ser humano es como intentar eliminar de su código el deseo, el miedo o el placer. La violencia es algo innato a la naturaleza, que cada día nos muestra la dureza de la cadena evolutiva.

Los ornamentados cuernos que le salieron a Bambi no eran un adorno con el que tunear su cabeza para vacilar ante sus amigos. Los ciervos se enredan en aparatosos combates solo por el derecho a ser macho dominante. Lo cual sucede también a menudo en los cotos de las discotecas nacionales, donde habita el macho ibérico.

La violencia no solo se encuentra alli donde el puño que golpea hace salpicar la sangre, si no tambien en la mirada amenazante, en el gesto vehemente, en el grito prohibidor, en la verdad absoluta o en el silencio incomodo. Incluso en el sexo placentero puede hacer presencia. Y suelen ser mas violentas las ideas, ficción que muchas veces desgraciadamente se convierte en realidad, que los actos violentos instintivos.

No se puede negar que es un canal natural de transmisión, es comunicativa en esencia, y como el lenguaje, si no se enseña, crea aun individuo analfabeto, absorto en un mundo que es incapaz de compartir. Un ermitaño cabreado con ganas de tirar piedras.

No todo es ciencia. Cierto, que esta en si misma es un gran descubrimiento, pero el ser humano tiene rincones que aun no ha llegado a explorar y que por lo tanto no pueden estar sujetos a reglas o métodos, aquí todas las hipótesis son validas y los axiomas nadan en liquido seminal buscando una idea que fecundar.

Pero hasta que encontremos el botón que bloquee el resorte que salta hinchándonos la vena del cuello, por favor desde aquí le pido a la autoridad competente, a la pluma que tiene en su poder el destino de tantos diplomados en paro, que nos ayude, que nos oriente, instaurando, una era de ilustramiento cívico. No nos den por perdidos, por favor.

Si podemos aprender latín en los institutos, también podemos explicar, por que no es de buena persona aprovechar la ventaja que nos otorga la naturaleza, dotándonos de mas fuerza que a otro espécimen, para vejarlo y dañarlo. Es cuestión de no abandonar en el empeño de mostrar al violento que existe otro camino, mas difícil, pero mucho mejor para todos. Jamás, poner la otra mejilla, siempre manteniendo y defendiendo la posición hasta el final del conflicto. La diplomacia me parece el mejor camino, siempre que no se pierda en la burocracia, que es capaz de talar bosques enteros para hacer el papel con el que realizaran el proyecto para la salvación y conservación del propio entorno. Las cosas deberían ser mas sencillas.

Y a aquellos que os pierde el ímpetu, creedme cuando os digo que cualquier argumento que podais blandir en vuestra defensa queda anulado por la ventaja sucia que os otorga la ceguera provocada por el veneno del miedo. Y que en este mundo todos, y cada uno de nosotros tenemos la horma de nuestro zapato.

lunes, abril 24, 2006

La magia del billar.


¿Que hacen dos madrileños, dos argentinos, tres andaluces y un vasco, con un billar americano de quinientos kilos un sábado por la tarde?

Parece el comienzo de un chiste, ¿verdad?. Pues nada mas lejos de la realidad, así pasamos la tarde del sábado; seis largas horas hasta llevar a buen termino la misión "Bola8", como pasaremos a denominarla.

Todo comenzó mes y medio atrás, cuando uno de mis mejores amigos, tras una reunión de trabajo con un viejo cliente, recibe de este la oferta de retirar uno de los billares que habían quedado en un local que hasta ahora tenia alquilado. Y mi buen amigo ni corto ni perezoso acepto gustoso. ¡ Un billar totalmente gratis! Era el destino.

Tras pensárselo detenidamente, pues se mudo hace poco a su nueva casa, sita en una de esas colmenas, diseñada por uno de esos avispados arquitectos que oyendo a la ministra de vivienda predicar las maravillas que se podían albergar en treinta metros cuadrados, acuden rápido al ahorro del espacio, y tienden al minimalismo forzado para rentabilizar al máximo los metros cuadrados de terreno urbanizable. Por fin llego el día, y recurrió a todos los disponibles para la ocasión, que no fueron pocos.

Así partió de Estepona la caravana que iba encabezada por la gran furgoneta azul donde viajaría cariñosamente arropado el billar hasta las colinas de Sierra Bermeja donde descansaría en la terraza de Kike.

La primera impresión que tuvimos todos al ver el billar, al llegar a San Pedro de Alcántara, pueblo vecino, fue de incredulidad, pues lo que en un principio era un billar del estilo "snooker", se había convertido en una mesa enorme que nos desanimo bastante, pues sin bolas y con el tapete como el suelo de un patio, aunque consiguiésemos subirlo hasta la terraza, no lo probaríamos esa tarde. Pero bueno, aun nos esperaba la cerveza fría. Así que todos a una lo subimos a la furgoneta y lo llevamos a su destino.

Hasta aquí, lo más fácil ya estaba hecho, quedaban aun cuatro tramos de empinadas escaleras con difíciles giros, y una pared vertical de cuatro metros, hasta alcanzar la cima en la terraza de Kike. Pero como no podía ser de otra manera, la primera parada la realizamos justo al principio de la primera escalera; allí tomamos la salomónica decisión, de desmontar el billar, y quitarle el mayor peso posible. Aquí comenzó realmente la aventura.

Entre las risas de los vecinos que pasaban y no se creían lo que veían, ocho personas, nos pusimos manos a la obra para desarmar el mastodonte. Sacamos nuestras mejores herramientas, un buen taladro Hilty de batería, con su juego de brocas, una machota de pesada cabeza, y alicates y destornilladores, y como forenses novatos ante su primera disección, no sabíamos como hincarle el diente. Las teorías fluyeron, las ideas eran numerosas y los intentos, una y otra vez, infructuosos. Rompimos brocas, destrozamos cerraduras e introducimos nuestras manos, por todos y cada uno de los agujeros que hallamos; pero nada. La alianza internacional no surtió efecto.

Y menos mal, que no tenemos que ganarnos la vida como piratas, seriamos una banda nefasta, sin botín que repartir. Así que como resignados costaleros, arrimamos el hombro y alzamos a pulso el objeto de nuestro deseo. Un escalón tras otro, arriba, arriba, arriba. Y uniendo nuestros esfuerzos conseguimos dejarlo junto a la pared de la terraza, el ultimo gran escollo. Llegados a este punto y tras una nueva parada y un buen concilio, donde volvimos a deliberar cuales serian los mejores planes a seguir, con la inestimable ayuda de un vecino que amablemente se apunto a la aventura para ayudarnos, optamos nuevamente por intentar desarmar el billar. Había que aligerar peso o no llegaríamos con el arriba.

Entonces, ¡eureka!. Embellecedores fuera como por arte de magia, y tornillos a la vista; esta vez teníamos la llave. El Hilty rugió, los tirafondos cayeron y el tapete estaba liberado; Pero aquí nuevamente se ciñio sobre nosotros el mal fario y al intentar sacar el tapete, la pizarra salto por una de sus vetas debido a su propio peso. Nuestro gozo en un pozo.

Sin el peso de la pizarra, el billar parecía liviano, lo que nos animo nuevamente a intentar él ultimo tramo, la pared vertical.


Asi que dispusimos cuerdas, que amarramos firmemente al billar, con unos buenos nudos marineros que realizo nuestro patron de barco. Una vez las cuerdas estubieron fijas y seguras, o eso pensamos, decidimos que era el momento de poner en marcha el gran plan, ¡una, dos, y tres!.

Y la escalada comenzo; he de confesaros que hubo momentos dramáticos, tensos, donde pensamos que no lo conseguiríamos, en uno de los últimos embistes el billar pareció estar clavado a la pared, los que comenzamos alzando el billar desde abajo corrimos escaleras arriba hasta la azotea para seguir tirando, los rostros enrojecían, y por fin se inclino hacia el suelo de la terraza, ¡el ultimo tirón!, y las patas regulables tocaron el suelo como en un sutil alunizaje.

¡Victoria! El jubilo estallo, y nos felicitamos por el trabajo bien realizado. Una nueva prueba de que la unión hace la fuerza y que las manos que trabajan en equipo no conocen fronteras.

viernes, abril 21, 2006

De caza

Cada día salimos a la calle en busca del alimento que nos es necesario para subsistir, en la época en la que nos ha tocado vivir, al menos en este hemisferio, en este continente, ya no es necesario hacerse al campo, armas al hombro con la esperanza de abatir un ejemplar que nos surta de alimento, ni es necesario el duro trabajo de la recolección de los frutos que la tierra nos regala.

Hoy por hoy basta con acercarte a alguna de las grandes superficies que te ofrecen toda clase de alimentos; frescos, en conserva, cocinados o en packs para solo tener que prepararlos con la magia del microondas. Y así, se acaba con la ardua tarea de tener que conseguir la insustituible comida corriendo por el bosque tras ella, o aguardando la larga espera durante la maduración de la cosecha. Pero nada es gratis, y lo que antes costaba paciencia y empeño, hoy cuesta dinero; todo es tasable. Así se asignan valores monetarios prácticamente a todo lo que nos rodea, convirtiendo en mercancía, en genero, lo que muchas veces debería ser otorgado de gracia. Y sé que me pierdo en la utopía al tratar de fusionar al hombre que libremente campa a sus anchas por los extensos campos y al hombre que es tragado por una sociedad que avanza arrastrando con su corriente.

Pero observo otros lugares del globo donde las personas construyen una sociedad totalmente diferente a la que conocemos, la pluralidad de las Culturas, de las religiones, de los gustos y de las ideas, es la que me hace mantener la esperanza y a veces la convicción de que la humanidad es capaz a pesar de todo, de conseguir un conjunto de relaciones capaces de hacer que nuestro paso por la tierra sea lo más satisfactorio posible, para todos.

Y es que caemos muchas veces en la equivocada idea de que las cosas son así y nada se puede hacer, pues bien, las cosas son así por que nosotros las hemos hecho así. Todos y cada uno de nosotros aportamos algo al entorno que nos rodea, y me gusta pensar que el efecto mariposa no tiene por que producir siempre terribles huracanes si no que también es culpa suya la fresca brisa que a veces viene del mar con su inconfundible aroma.

Seguimos viviendo en manada, en clanes, pero ya no repartimos la pieza que cazamos cada día, ahora cada cual quiere su trozo y cada vez más grande, si es posible, aunque no se lo pueda comer y termine pudriéndose sin haber servido para nada, solo ocupando sitio en la nevera, para saciar otro apetito mas oscuro que la necesidad fisiológica de alimentar la maquina.

Hoy el trueque queda relegado a las colecciones de cromos de los desayunos para campeones, y el capital ha creado su propio mundo a caballo entre lo virtual y lo material. La moneda de cambio no se cambia y algunos retienen miles y miles de estampitas verdes, negando el derecho a otros, de que les toque de vez en cuando uno de esos cromos tan anhelados.

"De cada uno según su capacidad, y a cada uno según su necesidad" que simple parece ¿verdad?, y puede que así sea si estamos dispuestos a ello. La pereza, el principal enemigo a vencer.

jueves, abril 20, 2006

Mi primera vez

Quizás no me lleve a ningún sitio esta decisión que acabo de tomar, o quizás por el contrario, sea una de esas acciones, que como la piedra, que en el estanque desencadena una onda, rompa con la monotonía, casi asfixiante, que se plantea como camino común al placido descanso que termina abotargando nuestros sentidos, sedando con falsas promesas de falsos deseos nuestras emociones; temerosas de los altos picos, en los electrocardiogramas.
Nunca me gusto sufrir, claro. Pero he de aceptar que tanto los buenos como los malos momentos son los que nos forman como personas; y fue en los malos, en los peores, donde pude ver que es todo tan relativo que realmente da miedo y a la vez es todo tan sencillo que la felicidad nunca estuvo tan al alcance de nuestra mano como hoy. Andamos siempre paseando sobre una delgada línea con cientos de bifurcaciones, pues no es recto nuestro camino, aunque si es recto el tiempo por el que nos desplazamos, por eso, aunque a veces pensamos que hay tiempo para todo y que las oportunidades perdidas se pueden recuperar, eso no es del todo cierto.
Podremos hacer aquello que queramos, (querer es poder, estoy de acuerdo) pero no será lo mismo ni nos dará las mismas experiencias, en función del periodo de nuestra vida en el que lo hagamos. Y aunque es duro perder el traje de superman que nos otorga la despreocupación de la juventud, todo es finito, y al aceptar esto, la futilidad de todo lo que nos rodea nos hace poseedores del mayor tesoro que nunca nos podrá ofrecer el paso por este planeta. Uno mismo. Pues es lo único que realmente poseerás, lo único que te acompañara en el tiempo que te toque permanecer consciente, perceptivo, vivo.
Lo demás, depende de tantos factores incontrolables que siempre me ha costado creer en el destino. En parte por la rudeza que adquiere a veces y en parte por el simple hecho de que si todo tiene un porque, si todo es un fluir de la relación causa / efecto, también son innumerables los factores que están bajo nuestro control, tanto consciente como inconscientemente, aunque quizás aquí sea donde perdamos todas nuestras partidas contra ese tal destino. Pues hoy, aquí, lo reto; exijo una satisfacción. Quizás dejar de hablar de el seria lo mejor, pues me siento como el ateo que día a día argumenta contra Dios.
Estuve esperando encontrar el secreto del éxito, la lámpara maravillosa que hiciese mis deseos realidad, y para mi pesar puedo confesaros que lo encontré. Si, leísteis bien, para mi pesar, pues ahora estoy seguro que la única manera de alcanzar las metas y sueños que tanto deseamos es el trabajo duro. Ni yo mismo puedo creerme que escriba estas palabras, pero es cierto. Y no es fácil para un sureño reconocer esto, yo que siempre abogue por la ley del mínimo esfuerzo (una de mis favoritas) a la que también considero culpable, en parte, del progreso de la humanidad, a pesar de que parezca un poco contradictorio.
Ahora al borde de la ataraxia, he de confesaros que no me puedo quejar, que soy feliz, (al menos por el momento. Toquemos madera) y que después de haber pasado por muchos estadios a lo largo de mí (aun puedo decirlo) joven existencia. Me encuentro preparado, incluso me apetece compartir todo aquello que al menos a mí me sirvió para salir adelante en los peores momentos, cuando se siente que todo esta perdido y nada importa. Compartir también aquello que me ayudo a ensalzar los buenos momentos. Compartir al fin y al cabo, que es una de las cosas buenas de la vida, y que nos saca de ese ostracismo intrínseco al que muchas veces nos auto condenamos.
Espero que este experimento que ahora comienzo, llegue a buen puerto.
Espero que no me flaquee la ilusión con la que doy comienzo a este blog.
Y espero que las paginas engrosen no solo con mis aportaciones, sino con las de todos los que deseen ayudar en la búsqueda de ese algo que nadie sabe lo que es.