viernes, septiembre 08, 2006

Volver, volver.


Erase una vez un estío apaciguador, redentor del yugo y la azada; vigorizante bálsamo que como el sol traspasa mi piel y tras ella se instala. vacación remunerada con la sola preocupación de no pensar en la caza.

Esta vez, la pasamos en el hogar, no fuimos de hotel en hotel huyendo de la acción arraigada. Aunque colgamos de "completo" el cartel, pues no quedaba una habitación libre en la casa, incluso el salón sirvió mas de una vez de improvisada cama. Dijimos, ven amigo, ven, disfruta de nuestra morada. Y nuestras palabras fueron escuchadas.

Hubo noches de salir, beber, el rollo de siempre... hubo amaneceres frescos en las playas de poniente; Hubo culpables, inocentes; hubo mus, ajedrez, Tekken. Hubo tricornio inquisidor; Fiesta del vino y el jamón, y equipo campeón. Hubo pescaito frito, sandia fresca y chocolate caliente.

El mar nos acuno con su rumor, el tinto de verano mitigo nuestra calor y la sativa supo borrar la fatiga acumulada durante la rutina envenenada.
Demos gracias.

Pero el retiro espiritual termino y baja de nuevo mi alma a la hondonada de la pena capital del producir por consumir; el final del verano llego, aunque el solsticio diga que aun no es así. Los días se hacen cortos y las noches son para dormir, o retar al madrugar y currar, con ojeras en la cara.

C'est la vie! no pasa nada.

1 comentario:

Anónimo dijo...

bienvenido al mundanal otoño!

besos!